5 julio, 2016
Una historia de amor; el cine dentro del cine. Con mágica delicadeza, A través de los olivos, coquetea con los límites nunca más invisibles entre lo ficcional y lo documental, presentando como excusa narrativa la desgracia de una comunidad rural situada al norte de Irán, arrasada por un terremoto.
Decimos como excusa porque lo que realmente importa es la historia de amor que se urde en medio de la realización de un film. Un film en el que Hossein (nuestro protagonista) es contratado por el equipo realizador para asistir en rodaje y también para interpretar un pequeño papel. Pero nada cobraría tanta intensidad ni tanta belleza, si de esta película no participara Tahereh, la joven de la que Hossein está perdidamente enamorado.
Todos los elementos dramáticos del film se articulan con sublime maestría y audacia, obnubilándonos plano a plano, generándonos expectativas que se cumplen segundo a segundo, acercándonos a una historia tan íntima y tan única como universalmente humana, de desencuentros y encuentros, de un amor inocente y temeroso, arrebatado y contenido, quimérico y posible.
Abbas Kiarostami pone en foco tradiciones, paisajes y humanidades; personas-personajes en sus mundos reales-ficticios. Su cámara honesta y de suaves movimientos nos muestra el fluir de esta historia en la que, una vez más, la trama se configura presentando una historia tan sencilla como profunda, tan minimalista como filosófica, dejando ver el compromiso y la sensibilidad con la que Kiarostami mira el mundo rural iraní y con éste, las personas.
FICHA TÉCNICA:
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